CONDUCCIÓN ELÉCTRICA
El agua y la electricidad son una pareja famosa pero, ¡cuidado!, no precisamente por ser la combinación más segura. De hecho, seguramente ya te han advertido de las peligrosas consecuencias que puede tener su encuentro. Pero ¿alguna vez te has detenido a pensar por qué el agua es una conductora tan efectiva de electricidad? Te sorprendería saber que la respuesta es un poco más compleja de lo que parece.
Para empezar, aquí está una pequeña curiosidad: el agua pura, libre de cualquier impureza, ¡es un pésimo conductor de la electricidad! En su estado más puro, la resistividad del agua es de unos 18,2 megaohmios-cm a 25°C, lo que significa que casi no permite el paso de la corriente eléctrica. Pero entonces, ¿por qué el agua corriente es conocida por ser una excelente conductora? Aquí es donde entran en juego las sales y minerales disueltos en ella.
Las impurezas, como sales y minerales, transforman al agua en un conductor eficiente de la electricidad. Estas sustancias disueltas se dividen en iones, partículas cargadas eléctricamente, que permiten que la corriente eléctrica fluya. Un pequeño detalle adicional: el agua salada conduce la electricidad unas 50 veces mejor que el agua pura.
Esto es más que un simple hecho divertido, es una realidad que juega un papel fundamental en la vida misma. Nuestros cuerpos dependen de la capacidad conductiva del agua: nuestros nervios transmiten señales eléctricas, y el agua en nuestras células permite que estas señales se transmitan. Así, cuando piensas en mover tu mano, esa idea se convierte en una corriente eléctrica que fluye desde tu cerebro hasta los músculos de tu mano, permitiéndote moverla.
Por último, aquí tienes una pequeña joya para tus próximas conversaciones: la próxima vez que estés presenciando un espectacular show de luces durante una tormenta, recuerda que el agua está jugando un papel crucial en la creación de esos rayos. ¿Y por qué? Los relámpagos ocurren cuando las cargas eléctricas en las nubes se vuelven tan grandes que la resistencia del aire ya no puede contenerlas. Entonces, las cargas buscan la ruta de menor resistencia para llegar a tierra, y a menudo, esa ruta es a través de las gotas de agua en la atmósfera y la lluvia.
En resumen, el agua es mucho más que un simple líquido. Su habilidad para conducir la electricidad, unida a su impresionante repertorio de propiedades fisicoquímicas, la convierte en una verdadera obra maestra de la naturaleza.